¿Son las películas de
Disney buenas para sus hijos? Por Henry A.
Giroux.
Los
autores mencionan que la significación de las películas de dibujos animados de
Disney actúan como nuevas "máquinas de enseñar, como productoras de
cultura, y parecen infiltrar autoridad
cultural y legitimidad para enseñar roles, valores y hábitos específicos como
los sitios más tradicionales de aprendizaje, como las escuelas públicas, las
instituciones religiosas y la familia.
Además, las
mismas construyen un
mundo de sueños y de inocencia infantil donde Ios niños encuentran cada vez un lugar pasa situarse en su vida emocional.
Estas películas infantiles proporcionan
un espacio visual de alta tecnología donde la aventura, el placer y la diversión se encuentran en un mundo fantástico de
posibilidades y en una esfera comercial de consumismo y conversión en mercando,
como mencionan los autores.
Disney
posee un gran poder económico y político que protege su posición corno abastecedor de inocencia y
virtud moral norteamericana. Es así que su imagen como icono de la cultura
norteamericana se visualiza a través de la penetración de su Imperio en todos
los aspectos de la vida social.
De
este modo, coincidiendo con los autores, Disney logra introducirse en una red
de mercancías que se presta a la construcción del mundo de hechizo como
una totalidad cerrada y se esfuerza para suscitar su Imagen
cívica.
Disney
afirma la inocencia de la infancia y la aventura, ya que produce prototipos
para escuelas, nuevas identidades y
comunidades modelo y modos en que debe
comprenderse el futuro por medio de una construcción particular del pasado,
como lo expresan lo autores. Así, impone a las personas una manera de vivir como si estuvieran en un reinado mágico.
Además,
Disney provoca intencionalmente que sus espectadores consuman incansablemente
sus productos, al transmitir de forma invisibilizada las formas de una cultura
ideal.
A
su vez, Disney se cubre bajo una máscara de inocencia y de este modo “disimula
sus técnicas comerciales agresivas y su influencia al educar a los niños en las
virtudes de convertirse en consumidores activos” (SH. R.
Steinberg y J. L. Kincheloe, 2000: 4). Y, en relación a esto, Eric Smoking expresa que "Disney construye la infancia
haciéndola completamente compatible con el consumismo.
Por otra
parte, los autores afirman que la
sociedad general está más dispuesta a no realizar un juicio crítico sobre estas películas infantiles y las naturaliza
ignorando sus verdaderos contenidos.
Como
Disney tiene una influencia ideológica muy fuerte en los niños, es importante
que tanto los padres como los profesores y adultos puedan comprender que estas películas atraen la atención y
moldean los valores de los niños que las
ven y las compran. De esta manera Disney domina la vida de los niños, e influye fuertemente en la forma de imaginar
nuestra realidad cultural.
En
base a esto, lo que debemos hacer con Disney es una crítica respetuosa, e incluir
un diálogo examinador sobre los significados que produce en la infancia,
los roles que normaliza y las narraciones que utiliza para definir e imponer la
vida norteamericana en sus películas de dibujos animados.
Un
ejemplo de lo esbozado anteriormente son las películas de La sirenita, Aladino,
La Bella y la Bestia y El Rey León que construyen una cultura de la alegría y
de inocencia para los niños y en el medio del entretenimiento, la defensa, el placer y el consumismo, ya que
han tenido un éxito masivo en sus espectadores, dejando marcas de esa cultura que quieren imponer.
Estas producciones se caracterizan por poseer cintas
de vídeo, bandas sonoras, ropa infantil, armarios, muñecos de peluche y nuevas
entradas en los parques temáticos. Y de esta manera introduce a los niños en el
mercado cultural como consumidores activos.
Además,
Disney transmite representaciones estereotipadas de hombres y mujeres, tanto
buenos como malos, héroes, heroínas, villanos, etc. Así, en cuanto al género
femenino, los autores afirman que, son
construidos dentro de roles de género definidos estrechamente. Y “todas
las mujeres en estas películas están subordinadas en el fondo a los hombres y
definen su sentido de poder y su deseo casi exclusivamente desde el punto de
vista de la narración del macho dominante” (SH. R.
Steinberg y J. L. Kincheloe, 2000: 7). Es decir, impone que seamos de esa manera que nos
muestra para no quedar afuera de la cultura, y a la vez rechaza los aspectos “negativos”
de las mujeres. A la vez, las películas de Disney, reproducen un poder
masculino, haciendo estereotipos de los hombres. Los padres, inconscientemente,
piensan que son inofensivas dichas películas, pero no lo son por estos motivos
mencionados anteriormente. Además, siguiendo con la idea de estereotipos, otras de las cuestiones que involucra Disney
en sus películas, es la discriminación racial, como por ejemplo, en la película
de “El libro de la selva”, o en los personajes denominados “indios”, “pieles
rojas”, etc. Este racismo es presentado, como expresan los autores, de manera
invisibilizada, oculta, natural, en las películas de Disney, pero no solo se
manifiesta en las imágenes negativas que se muestran, sino también en la forma de decodificar racialmente el
lenguaje y el acento en la pronunciación de los diálogos establecidos entre los
personajes.
Por
otra parte, otra de las características que reproducen las películas de Disney
es que, celebran las relaciones sociales antidemocráticas, como expresan SH.
R. Steinberg y J. L. Kincheloe. Esto se debe a que, tanto la naturaleza como el
reino animal, aportan los
elementos para la presentación de la jerarquía social, la realeza y la
desigualdad estructural como parte del orden natural. Y de esto modo, Disney
logra que los niños crean que el racismo, el sexismo, el genocidio, y otros,
son parte de la naturaleza y estén establecidos por ella.
Por
último, respondiendo la pregunta sobre si, las películas de Disney deben
censurarse o ignorarse, podemos decir que, es preciso realizar un análisis
crítico sobre las mismas, ya que, se lo considera un sitio de aprendizaje para
los niños, imponiéndoles indirectamente valores y considerándolos como
mercancías. A la vez, es necesario que los padres, los educadores y otros
individuos de la sociedad, estén atentos a los mensajes implícitos, ocultos, en
estas películas para poder criticarlas y recuperarlas cuando sean necesarias
con un fin más productivo, pedagógico, como plantean SH. R.
Steinberg y J. L. Kincheloe. Es decir, que no debemos llegar al extremo de
ignorarlas o censurarlas, sino establecer un verdadero análisis reflexivo de
ellas y sus efectos.
También, en
cuanto a esto, es necesario analizar a Disney dentro de las relaciones de poder
en las cuales se manifiestan. Es decir, la
investigación que deberíamos realizar sobre Disney tiene que ser histórica,
relacional y multifacética. Es ver a Disney como algo más que fantasía y para
esto, los educadores tienen que introducir de nuevo, lo político y
lo pedagógico en el discurso del entretenimiento. Esto implica abordar las
posibilidades ficticias, irreales, ilusorias, en las que los niños representan a menudo sus
esperanzas y sueños, como afirman los autores.
Para
finalizar, destacamos la importancia que tienen los padres, educadores y trabajadores culturales, en
cuanto a la tarea pedagógica, de brindar la posibilidad a los niños para que
puedan comprender y criticar el verdadero sentido oculto de estas películas y
medios audiovisuales, sin acallar o eludir estas cuestiones. Esto conlleva,
como dicen los autores, desarrollar nuevas formas de alfabetización, nuevas
maneras de interpretación sobre estos medios audiovisuales. Esto implica que:
“los educadores y los trabajadores
culturales tienen que hacer algo más que reconocer la necesidad de tomar en
serio le producción de formas de arte popular en las escuelas: significa
también que no puede haber pedagogía cultural sin prácticas culturales que
exploren las posibilidades de formas populares diferentes y que pongan de
relieve a la vez las aptitudes de los estudiantes” (SH. R.
Steinberg y J. L. Kincheloe: 2000: 13).
Concluimos,
afirmando que si bien Disney proporciona a los niños momentos de placer,
diversión y entretenimiento, y que a pesar de sus mensajes ocultos, no se deben
prohibir sus películas, sino cuestionarlas, desnaturalizando las imágenes
ideales que presentan.