domingo, 3 de julio de 2016

Nuestro informe sobre la construcción del Género en las Infancias, con aportes de Márquez González, Steinberg y Kincheloe

Al entrar en el campo de la educación inicial, podemos decir que como futuras docentes una de las cuestiones que están muy presentes en las salas de nivel inicial es la cuestión de género. El separar niños y niñas, hacer esa división que no siempre es buena, y esto se puede ver en los rincones de juegos en las salas. Estos sectores son, por lo general, “la casita” y “rincón de construcción”, en donde los niños ya saben dónde “deben ir”, pero en el caso de que un niño quiera entrar a la casa, muchas veces no lo dejan. Eso se debe a que ya hay un imaginario o representación de cómo se debe jugar y con qué juguetes hacerlo, hay juguetes que son “de varón” y otros “de nenas”.
Como futuras docentes de educación inicial, debemos comenzar a romper con estos estereotipos que traen los niños, desde sus casas o, inclusive, muchas veces desde la misma escuela, que los fomenta. Hay que terminar con esa  diferenciación de género que condiciona a los niños, desde muy pequeños.
Los juguetes ni los juegos tienen género, todos tenemos el derecho a jugar a lo que queramos, no hay prácticas que solo sean para mujer y solo para hombre. Pero esto sucede porque la perspectiva de género está muy arraizada en todos los sujetos, y como afirma Claudia González (2007):
“Tienen su origen en una construcción social que alude a aspectos sociales, culturales y psicológicos asignado de manera diferenciada a mujeres y hombres, de esta forma, se adquieren y desarrollan ciertas pautas de comportamiento y atributos que hacen posible la feminidad y la masculinidad, lo que se traduce  en los llamados roles de género”
Así es, como el género se vuelve factor, también, de la construcción social de la infancia y de la cultura infantil, la cual continúa promoviendo roles de género perfilados. Como dicen Kincheloe y Steimberg, “los  chicos  habitualmente  se  identifican  con  sus juguetes,  mientras  que  las  niñas  cuidan  los  suyos,  espectadoras  en  adoración  perpetua de  sus  muñecas  en  los  anuncios  de  niñas” (2000: 20) Y esto nos lleva, claramente, al mercado que se les ofrece a los niños hoy en día, entre ellos está “el maravilloso mundo de Disney” que presenta el rol de la mujer subordinada y el hombre como el jefe, como aquel que manda y tiene la voz.
Tanto en estas películas, como en toda manifestación de la cultura infantil ponen al descubierto lo que llaman, Linda Christian Smith y Jean Eroman, masculinidad hegemónica. Kincheloe y Steimbergnos expresan que “esta forma patriarcal tiene serias implicaciones para las mujeres, pero distorsiona el desarrollo masculino también” (2000: 21). Aquí, la cultura infantil estimula, a través del curriuculum, a los niños a asumir roles que son patriarcales y que supuestamente le dan el derecho  de disfrutar de ese privilegio, por haber nacido  varones, de subordinar.
Se trata de reflexionar sobre estas cuestiones de roles que pueden verse claramente en las respuestas de los niños a preguntas como cuáles son juguetes para niños y cuáles para niñas, si los niños pueden jugar con muñecas y las niñas con pelotas y autos. Además, muchos llevan consigo ideas sobre qué debe hacer una mujer, madre y qué un hombre, padre. El tema de los colores como el rosa y el azul también son tomados fuertemente por los niños. Estas y otras pautas de comportamiento que la sociedad impone, son interiorizadas por los niños y tal vez, ellos mismos no entienden porque dicen lo que dicen.

Se trata también de observar, pensar y re pensar sobre los juguetes y materiales que se les brindan a los niños, analizándolos, como plantea Márquez González, para comprender qué se le está ofreciendo a los niños en estos contextos y resignificar el rol del género. No hay que olvidar que acompañar estos procesos de construcción de subjetividad de los niños a través de materiales y juguetes adecuados, intentando que no reproduzcan representaciones y sus consecuencias, es tarea y responsabilidad de los adultos, y se convierte en algo sumamente importante.

sábado, 2 de julio de 2016

"Los juguetes y el género"


Nota periodística sobre los JUGUETES

http://www.jornada.unam.mx/2011/12/24/politica/002n1pol - "Desde la niñez, juegos y juguetes imponen estereotipos sexistas"





Blogger referido al MERCADO y a la NIÑEZ




“Los cuentos de hadas y la representación social del rol de género en niñas y niños: ¿princesas o brujas?" de Claudia Verónica Márquez González.


La autora presenta su artículo planteando que la constitución del concepto género es un conjunto de experiencias, opiniones, discursos y representaciones sociales, que determinan y condicionan en los sujetos, precisamente en los niños sus conductas objetivas y subjetivas. el género también se constituye por la interacción entre los sujetos con el lenguaje y la comunicación, de esta manera, construyen significados, conocimientos y afectos, y le dan forma a la representación social en escuchar, sentir y asumir un determinado rol que la sociedad y cultura le asigna.
Uno de los grandes sistemas que regulan y estructuran a los niños es el lenguaje y se puede visualizar en los tipos de discursos que utilizan los cuentos de hadas. A través de ellos, los niños asimilan e incorporan ciertas prácticas sociales que adoptan como propias y cotidianas. Tanto en sus discursos como en sus imágenes, la autora expone que los cuentos de hadas, presentan un mensaje sexista. Por un lado, de modo explícito, cataloga al hombre como proveedor y a la mujer en un rol materno, dedicada a lo doméstico y cuidado del hogar. Por el otro lado, de modo implícito, opera a través de la omisión de la mujer como subordinación del hombre hacia ella.
La autora cita a Morduchowics y reflexiona en cuanto a que los niños llegan a construir diversidad de representaciones del mundo a partir de lo que consumen y asimilan, en este caso que los cuentos de hadas les brindan. Es decir, los niños se constituyen como sujetos por lo que consumen del exterior.
Los cuentos de hadas, el cine, la música y otros productos elaborados para los niños, son considerados para muchos de ellos como el lugar que le brinda sentido a sus vidas, ya que "los cuentos les influyen sobre el sentido de clase, de raza, nacionalidad, y también sobre la noción de género que se irán formando" (Márquez González, 2007:152). Estos cuentos en los infantes marcan, estructuran, delimitan los valores de lo bueno y lo malo; lo bello y lo feo; lo positivo y lo negativo; lo que se debe hacer y no hacer; si eres hombre o mujer, etc. Condicionan, asignan, imponen de algún modo, como debemos hablar, vestir, pensar y accionar en la vida.
Y esto retoma lo que la autora menciona anteriormente sobre cómo influye la objetivación en las conductas de los niños, desde temprana edad. Márquez González expone que estos cuentos "son herramientas a través de las cuales se enseña a niñas y niños consecuencias de acciones concretas, sus personajes que son fruto de la imaginación, son llevados a la realidad" (2007:153).
Algunos de estos cuentos de hadas, que pueden ser "La Cenicienta", "Blancanieves", entre otros, presentan aspectos comunes entre sí que visualizan cómo debe ser la mujer, de esta manera imponen a las niñas un modo de serlo, como por ejemplo ser buena, bonita, siempre dispuesta a ayudar a los demás, de buen humor, cariñosa, la princesa, etc. El reunir estos atributos en la mujer era merecedora de un príncipe valiente y guapo y así vivir felices para siempre. 
Pero también en estos cuentos se presenta lo opuesto a lo anterior, como ser la malvada, la fea, de mal humor, la bruja; tenía una recompensa también, pero era quedarse sola para toda la vida. Y esta clasificación dicotómica, fragmenta, opone y diferencia las acciones de los niños y niñas cuando consumen estos productos.

Como conclusión, la autora expone que debemos resignificar el rol del género en los cuentos de hadas que consumen los niños, es decir, analizar críticamente los contenidos que tienen en su interior, para una buena selección de ellos a la hora de brindárselos a los niños. Y esa resignificación es tarea y responsabilidad de los adultos, comprender para analizar qué tipos de materiales son los adecuados para contribuir en la formación de la identidad de género de niños y niñas de nuestra sociedad.

Puede encontrarse el artículo de Claudia Verónica Márquez González en http://bvirtual.ucol.mx/descargables/733_cuentos_de_hadas.pdf




Roles de género, estereotipos y prejuicios:

Video cuento: "Lalo, el príncipe rosa"



Cultura infantil y multinacionales. Capítulo 2. SH. R. Steinberg, J. L. Kincheloe.

¿Son las películas de Disney buenas para sus hijos? Por Henry A.  Giroux.

Los autores mencionan que la significación de las películas de dibujos animados de Disney actúan como nuevas "máquinas de enseñar, como productoras de cultura, y parecen infiltrar  autoridad cultural y legitimidad para enseñar roles, valores y hábitos específicos como los sitios más tradicionales de aprendizaje, como las escuelas públicas, las instituciones religiosas y la familia.
Además, las mismas construyen un mundo de  sueños y  de inocencia infantil donde Ios niños  encuentran cada vez  un lugar pasa situarse en su vida emocional. Estas películas infantiles  proporcionan un espacio visual de alta tecnología donde la aventura,  el placer y la diversión  se encuentran en un mundo fantástico de posibilidades y en una esfera comercial de consumismo y conversión en mercando, como mencionan los autores.
Disney posee un gran poder económico y político que protege su  posición corno abastecedor de inocencia y virtud moral norteamericana. Es así que su imagen como icono de la cultura norteamericana se visualiza a través de la penetración de su Imperio en todos los aspectos de la vida social.
De este modo, coincidiendo con los autores, Disney logra introducirse en una red de mercancías que se presta a la construcción del mundo de hechizo como una  totalidad  cerrada y se esfuerza para suscitar su Imagen cívica.
Disney afirma la inocencia de la infancia y la aventura, ya que produce prototipos para escuelas, nuevas  identidades y comunidades modelo y modos  en que debe comprenderse el futuro por medio de una construcción particular del pasado, como lo expresan lo autores. Así, impone a las personas  una manera de vivir como si estuvieran  en un reinado mágico.
Además, Disney provoca intencionalmente que sus espectadores consuman incansablemente sus productos, al transmitir de forma invisibilizada las formas de una cultura ideal.
A su vez, Disney se cubre bajo una máscara de inocencia y de este modo “disimula sus técnicas comerciales agresivas y su influencia al educar a los niños en las virtudes de convertirse en consumidores activos” (SH. R. Steinberg y  J. L. Kincheloe, 2000: 4). Y, en relación a esto, Eric Smoking expresa   que "Disney construye la infancia haciéndola completamente compatible con el consumismo.
Por otra parte, los autores afirman que la sociedad general está más dispuesta a no realizar un juicio crítico sobre  estas películas infantiles y las naturaliza ignorando sus verdaderos contenidos.
Como Disney tiene una influencia ideológica muy fuerte en los niños, es importante que tanto los padres como los profesores y adultos puedan comprender  que estas películas atraen la atención y moldean  los valores de los niños que las ven y las compran.  De esta manera Disney domina  la vida de los niños, e  influye fuertemente en la forma de imaginar nuestra realidad cultural.
En base a esto, lo que debemos hacer con Disney es una crítica respetuosa, e  incluir  un diálogo examinador sobre los significados que produce en la infancia, los roles que normaliza y las narraciones que utiliza para definir e imponer la vida norteamericana en sus películas de dibujos animados.
Un ejemplo de lo esbozado anteriormente son las películas de La sirenita, Aladino, La Bella y la Bestia y El Rey León que construyen una cultura de la alegría y de inocencia para los niños y en el medio del entretenimiento,  la defensa, el placer y el consumismo, ya que han tenido un éxito masivo en sus espectadores, dejando  marcas de esa cultura que quieren imponer.
 Estas producciones se caracterizan por poseer cintas de vídeo, bandas sonoras, ropa infantil, armarios, muñecos de peluche y nuevas entradas en los parques temáticos. Y de esta manera introduce a los niños en el mercado cultural como consumidores activos.
Además, Disney transmite representaciones estereotipadas de hombres y mujeres, tanto buenos como malos, héroes, heroínas, villanos, etc. Así, en cuanto al género femenino, los autores afirman que, son  construidos dentro de roles de género definidos estrechamente. Y “todas las mujeres en estas películas están subordinadas en el fondo a los hombres y definen su sentido de poder y su deseo casi exclusivamente desde el punto de vista de la narración del macho dominante” (SH. R. Steinberg y  J. L. Kincheloe, 2000: 7). Es decir,  impone que seamos de esa manera que nos muestra para no quedar afuera de la cultura, y a la vez rechaza los aspectos “negativos” de las mujeres. A la vez, las películas de Disney, reproducen un poder masculino, haciendo estereotipos de los hombres. Los padres, inconscientemente, piensan que son inofensivas dichas películas, pero no lo son por estos motivos mencionados anteriormente. Además, siguiendo con la idea de estereotipos,  otras de las cuestiones que involucra Disney en sus películas, es la discriminación racial, como por ejemplo, en la película de “El libro de la selva”, o en los personajes denominados “indios”, “pieles rojas”, etc. Este racismo es presentado, como expresan los autores, de manera invisibilizada, oculta, natural, en las películas de Disney, pero no solo se manifiesta en las imágenes negativas que se muestran, sino también  en la forma de decodificar racialmente el lenguaje y el acento en la pronunciación de los diálogos establecidos entre los personajes.
Por otra parte, otra de las características que reproducen las películas de Disney es que, celebran las relaciones sociales antidemocráticas, como expresan SH. R. Steinberg y J. L. Kincheloe. Esto se debe a que, tanto la naturaleza como el reino animal, aportan los elementos para la presentación de la jerarquía social, la realeza y la desigualdad estructural como parte del orden natural. Y de esto modo, Disney logra que los niños crean que el racismo, el sexismo, el genocidio, y otros, son parte de la naturaleza y estén establecidos por ella.
Por último, respondiendo la pregunta sobre si, las películas de Disney deben censurarse o ignorarse, podemos decir que, es preciso realizar un análisis crítico sobre las mismas, ya que, se lo considera un sitio de aprendizaje para los niños, imponiéndoles indirectamente valores y considerándolos como mercancías. A la vez, es necesario que los padres, los educadores y otros individuos de la sociedad, estén atentos a los mensajes implícitos, ocultos, en estas películas para poder criticarlas y recuperarlas cuando sean necesarias con un fin más productivo, pedagógico, como plantean SH. R. Steinberg y J. L. Kincheloe. Es decir, que no debemos llegar al extremo de ignorarlas o censurarlas, sino establecer un verdadero análisis reflexivo de ellas y  sus efectos.
También, en cuanto a esto, es necesario analizar a Disney dentro de las relaciones de poder en las cuales se manifiestan. Es decir, la investigación que deberíamos realizar sobre Disney tiene que ser histórica, relacional y multifacética. Es ver a Disney como algo más que fantasía y para esto,  los educadores  tienen que introducir de nuevo, lo político y lo pedagógico en el discurso del entretenimiento. Esto implica abordar las posibilidades ficticias, irreales, ilusorias, en  las que los niños representan a menudo sus esperanzas y sueños, como afirman los autores.   
Para finalizar, destacamos la importancia que tienen los padres,  educadores y trabajadores culturales, en cuanto a la tarea pedagógica, de brindar la posibilidad a los niños para que puedan comprender y criticar el verdadero sentido oculto de estas películas y medios audiovisuales, sin acallar o eludir estas cuestiones. Esto conlleva, como dicen los autores, desarrollar nuevas formas de alfabetización, nuevas maneras de interpretación sobre estos medios audiovisuales. Esto implica que:
“los educadores y los trabajadores culturales tienen que hacer algo más que reconocer la necesidad de tomar en serio le producción de formas de arte popular en las escuelas: significa también que no puede haber pedagogía cultural sin prácticas culturales que exploren las posibilidades de formas populares diferentes y que pongan de relieve a la vez las aptitudes de los estudiantes” (SH. R. Steinberg y J. L. Kincheloe: 2000: 13).

Concluimos, afirmando que si bien Disney proporciona a los niños momentos de placer, diversión y entretenimiento, y que a pesar de sus mensajes ocultos, no se deben prohibir sus películas, sino cuestionarlas, desnaturalizando las imágenes ideales que presentan.  

Cultura infantil y multinacionales. Cap 1 - Shirley Steinberg y Joe Kincheloe


Basta de secretos. Cultura infantil, saturación de Información e infancia posmoderna
 Dado que la infancia es una creación de la sociedad,  está sujeta a cambios cada vez que se producen importantes transformaciones sociales.
Uno de los cambios que ha sufrido la sociedad, y que repercutió en la infancia, fue cuando los niños debieron ser retirados de las fábricas para entrar a las escuelas. Además, se fue construyendo la idea social de ternura y responsabilidad adulta por el bienestar de los niños, como expresan Steinberg y Kincheloe.
Se creía también que la infancia era un derecho de nacimiento, y esta mirada tuvo como resultado una definición biológica, no cultural, de la misma.
Debido a los cambios sociales y culturales, algunos autores están comenzando a advertir sobre la influencia de esto en la concepción de infancia.
Antes se veía a las familias del niño de una forma ideal, conformados por un padre, una madre, viviendo juntos en un hogar. Pero, sin embargo, esto hay ya no es así, dado que actualmente hay madres solteras, matrimonios divorciados; lo cual evidencia que las familias han cambiado durante los últimos cincuenta años.

La crisis contemporánea de la infancia
La infancia se ha visto alterada debido a los cambios de las realidades económicas junto con el acceso de los niños a la información sobre el mundo de los adultos, como afirman Steinberg y Kincheloe.
Además, hay autores y artículos que hablan de una infancia perdida, que los niños crecen muy rápidamente, aislados, sin el acompañamiento de sus padres, del hogar, y en una comunidad fragmentada, inexistente y con familias ausentes.
Esta crisis de la infancia ocasiona un cierto terror por el peligro enfrentado en la sociedad.

Nuevos sitios de aprendizaje: las empresas comerciales como educadores
Entre los sitios de aprendizajes que provienen de las empresas comerciales, donde el poder se organiza y domina, pueden nombrarse las bibliotecas, la televisión, las películas, los periódicos, las revistas, los juguetes, los anuncios, los juegos de vídeo, los libros, los deportes, entre otros. Y ante esto el trabajo de quienes se especializan en la educación, debe remitirse a comprender el proceso educativo que requiere una examinación, tanto de la pedagogía en la escuela, como de la pedagogía cultural; y que la finalidad de esta comprensión sea constructiva.
Por otra parte, estamos atravesados por una revolución de la infancia, dado a que las empresas comerciales han sustituido las tradicionales clases dentro de las aulas y el trabajo en el interior de ellas, por “(…) muñecas con historia, reinos mágicos, fantasías animadas, vídeos interactivos, realidades virtuales, héroes televisivos de kick-boxing', libros de terror (…)” (Steinberg y Kincheloe, 2000: 3), que producen formas de entretenimiento creadas a aparentemente para los adultos pero consumidas por los niños, como afirman los autores. De este modo, estos sitios utilizan las fantasías y el deseo, mezclando las ideologías empresariales con los valores del libre mercado, procurando que el niño se convierta en un consumidor activo.
El deber de los padres, ciudadanos y educadores ante estas cuestiones, es responsabilizar a las empresas comerciales en sus influencias políticas y culturales que ocasionan en la infancia. También es necesario que ejercitemos nuestro poder personal y colectivo como sociedad, para lograr una transformación en los aspectos donde el poderío de las empresas comerciales nos dominan y nos oprimen (Steinberg y Kincheloe).
Ante esto, no debemos ir en contra de los productos ofrecidos por las empresas comerciales, autoexcluyéndonos y excluyendo a los niños de ellos, sino formulando estrategias y modos de resistencia que permitan comprender críticamente su relación entre la pedagogía, la producción del conocimiento; y la formación de la identidad y el deseo.

Situar la cultura popular en los estudios culturales
Los estudios culturales, con una preocupación a la dinámica del discurso del campo, brindan las posibilidades para abrir nuevas maneras de analizar detenidamente la educación de la infancia. A la vez permiten plantearnos una serie de interrogantes para la reflexión de la cultura infantil:
“¿Cómo personifican los niños la cultura infantil? ¿Cómo produce la dinámica de poder incrustada en la cultura infantil placer y dolor en la vida diaria de los niños? ¿Cómo consiguen los padres, profesores, psicólogos infantiles y profesionales de la infancia en general, de orientación crítica, una idea de los niños que dé cuenta del efecto de la cultura popular en su imagen de sí mismos y su visión del mundo?” (Steinberg y Kincheloe, 2000: 4).
Estos interrogantes permiten un nuevo dominio para el análisis de los estudios en la infancia, ya que, aportan tanto al debate especializado como al de los profesionales prácticos, al buscar diferentes opiniones que fueron dejadas de lado, como plantean los autores.

El valor de estudiar la cultura popular
Analizar la cultura infantil implica tomar conciencia de que la formación del niño y su infancia pueden estar atravesadas por diferentes cuestiones. Una de ellas son los cuentos de hadas que, cuanto más perturbadores y violentos son, mayor es la comprensión de los sentimientos que surgen y los forman en la temprana infancia y sucesivamente, en la edad adulta, como expresan los autores.
Es preciso favorecer los medios para la compresión de la cultura infantil, poniendo en descubierto las huellas del poder que dejan las empresas comerciales y sus efectos en las mentes de los niños. Además, debemos poner en cuestión el entretenimiento manipulador, racista, sexista y con rasgos de clases para los niños, que transmiten los productos de estas empresas comerciales, impulsando la violencia, las patologías sociales y psicológicas.
Las relaciones de poder que se transmiten en estas empresas comerciales son complejas y ambiguas, ya que, por un lado, producen placer en los niños, pero por el otro, reprimen y dominan la producción democrática de cada sujeto. A la vez, la cultura popular brinda a los niños experiencias emocionales intensas que a menudo no son iguales a otras de su vida cotidiana. Y esto repercute de tal manera en  los niños que deciden organizar su vida de la misma forma en que los productos que consumen, les  transmiten a ellos.

La alfabetización necesaria en la cultura de los medios y en la cultura popular en la hiperrealidad
La hiperrealidad presente en la cultura de los medios social, “exagera la importancia de los que ejercen el poder en todas las fases de la experiencia humana” (Steinberg y Kincheloe, 2000: 7). La existencia de la misma nos obliga a repensar sobre la alfabetización de los niños, ya que los que han sido educado por la cultura popular enfocan a la alfabetización desde un ángulo muy diferente
 (Giroux).
La alfabetización en los medios se convierte, como afirman Steinberg y Kincheloe,   “en una destreza básica necesaria para negociar la propia identidad, los valores y el bienestar en la hiperrealidad empapada de poder” (2000: 7).
Realizar una comprensión critica demanda que no siempre los niños desarrollen la capacidad de para interpretar los significados de los medios, sino que comprendan de qué forma ellos mismos consumen e invierten en los medios, como afirman los autores. Esto permite tanto estimular el pensamiento  crítico como el autoanálisis, ya que los niños pueden comenzar a darse cuenta de que las decisiones cotidianas no siempre se realizan de manera libre y racional. Sino que están cargadas de la producción de deseo y estado de ánimo.

¿Demonio o ángel? Los impulsos comerciales y democráticos de la televisión
La cultura infantil de los medios que es dictada por los intereses comerciales, solo se interesa por sus propios márgenes de beneficios, en vez de preocuparse por el bienestar de los niños, como expresan los autores.
La cuestión, dicen los autores, es ver cómo la cultura infantil sirve como un mecanismo de reproducción ideológica, una fuerza social que produce significados particulares que inducen a los niños (y a los adultos) a interpretar los acontecimientos dentro de un rango especifico de posibilidades.
Es preciso que podamos comprender, en la dinámica de poder de la cultura infantil, las acciones de los pequeños desde una perspectiva nueva.
Los productores de las empresas comerciales tienen la capacidad de  capacidad para influir en zonas profundas de la vida privada de los niños, para desestabilizarlos constantemente. Del mismo modo, algunos productos como juguetes, películas, televisión, juegos de vídeo, moda; intentan volver a estabilizar identidades nuevas por medio del acto de consumo, como afirman los autores.
Por otra parte, “el estudio del poder con relación a los niños y la cultura infantil contemporánea proporciona una herramienta conceptual para criticar las prácticas sociales, económicas y políticas”  (Steinberg y Kincheloe, 2000: 10) y explicitar por qué los medios limitan las elecciones vitales de los niños.
Es así que debemos poner al descubierto estas fuerzas invisibles que influyen y moldean la vida de los niños.

El poder de las empresas comerciales y la cultura infantil
Según los autores, las empresas comerciales y el sistema de libre empresa que protegen su derecho a actuar en la manera que consideren más adecuada, influyen en los momentos familiares de los niños, reproduciendo en ellos conductas e ideologías.  Ante esto, los adultos debíamos cuestionar  a las empresas comerciales, en cuanto a su acciona de regulación e interferencias, en todos los aspectos de la vida de los niños a través de los productos, como propagandas, medios, de dichas empresas.

El poder para representar: el revisionismo histórico de las empresas comerciales
Tan poderosas son estas empresas comerciales, expresan Steinberg y Kincheloe que pueden reescribir la historia norteamericana para que se acomode a sus necesidades ideológicas particulares y se reproduzcan así en nuestra cultura.
De este modo, con las sociedades al mando y dominio  de la televisión y de otras formas de producción de información y entretenimiento, estas empresas han conseguido un enorme poder para representar el mundo tanto a los niños como a los adultos, como afirman los autores.
Tanto las empresas comerciales nacionales como las internacionales ocupan y tiñen en la actualidad los procesos mentales, estableciendo así un dominio de la conciencia. Las mismas, afirman los autores, se han convertido en colonizadoras del nuevo milenio, y se encargan de ocupar la mente humana.

Cambiar la infancia vía la cultura infantil/popular
Los autores afirman que la infancia ha cambiado, y esto se debe, en parte, por el contacto que los niños tienen con la cultura infantil y otras manifestaciones más adultas de la cultura de los medios. Dicha cultura infantil, junto con la  cultura popular adulta ejecutan influencias afectivas específicas, “componiendo mapas que aparecen en los contextos sociales en los que los niños la encuentran” (Steinberg y Kincheloe, 2000: 13).
Además, tanto los programas televisivos, como las películas, los juegos de video y la música, constituyen un dominio privado de los niños en la actualidad. Y, dado este acceso de los niños a la cultura popular durante fines del siglo XX, las nociones tradicionales de la infancia concebidas como un tiempo cargado de  inocencia, docilidad y dependencia del adulto se han debilitado.

El dilema de la infancia postmoderna
Los autores afirman que, esta nueva realidad presenta a los adultos, padres y profesores, un problema complejo que es el dilema de la infancia posmoderna.
En ella se observa un gran acceso de los niños contemporáneos a la cultura infantil comercial y a la cultura popular. Y esto no solo los motiva e impulsa a convertirse en consumidores compulsivos, sino también a dañar su inocencia.
Steinberg y Kincheloe mencionan que este:
 “acceso infantil al mundo adulto por los medios electrónicos de hiperrealidad ha pervertido la consciencia de sí mismos de los niños contemporáneos como entidades incompetentes y dependientes. Esta percepción de sí mismos no se compagina bien con instituciones como la familia tradicional o la escuela autoritaria, basadas ambas en una concepción de los niños como seres incapaces de tomar decisiones por sí mismos” (2000: 13).
Ante esto, la tarea que nos convoca es, como dicen los autores, desarrollar la educación y las destrezas para tratar esta revolución cultural de una manera que enseñe a los niños a dar sentido al caos de información en la hiperrealidad.
En este contexto, es preciso que la escuela se convierta en un espacio donde pueda elaborarse el significado y donde sea posible lograr la comprensión y la
Interpretación de la información que presentan los productores de las empresas comerciales.

La reacción: odiar al niño listillo
Los autores dicen que el niño postmoderno es un listillo, y mencionan que a menudo se lo suele presentar en la cultura popular como "despabilado". Y, a estos chicos listos sabelotodo, los autores afirman que con frecuencia es fácil odiarlos, ya que estos niños con poder constituyen una supuesta amenaza para los adultos y un temor que se pone de manifiesto en diferentes  películas de terror, como “El Exorcista”, “Estoy vivo”, “La profecía”, entre otras.
En cuanto a esto, Steinberg y Kincheloe mencionan que “hay algo espantoso para el orden establecido en el niño sabio que descubre la vida ‘fuera de orden’ a partir de la televisión y otros medios electrónicos” (2000: 15).
Y afirman también que estas películas como Halloween y El Exorcista son artefactos culturales que expresan  algo que implica un temor a los niños con conocimientos. Y de este modo surge una cuestión importante en la historia reciente de la infancia, la cual es que “los padres adquieren miedo al monstruo latente en todos los niños, un temor a aquello en lo que sus hijos pueden convertirse” (Steinberg y Kincheloe, 2000: 15).

Valores familiares y La fría realidad de la violencia en las familias y entre los niños
Los autores mencionan que aunque podamos destacar los problemas internos de los discursos sobre los valores familiares y la defensa del menor y deplorar el miedo u odio a los niños que encontramos en los resquicios del inconsciente público, no debemos dejar de lado las dificultades de la crianza infantil y las frustraciones de los padres y los docentes actuales. Afirman que la delincuencia infantil y juvenil es un hecho de la vida que continúa incrementándose cada vez más en la sociedad.
Esto se debe a que, como dicen los autores, hoy en día los niños se encuentran cada vez más implicados en actos de violencia. Y por esto es que la cultura infantil y la cultura popular en general constituyen una dinámica social que lleva a la violencia de los jóvenes y niños.
De este modo, la cultura infantil violenta privilegia y potencia la violencia como la forma más efectiva de solución a los problemas o inconvenientes en la vida cotidiana de los niños, como lo expresan los autores. Y así es que “las presiones de la competencia empujan a los patrocinadores de televisión infantil y los productores de la cultura cinematográfica infantil a elaborar productos más violentos que den mayores beneficios” (Steinberg y Kincheloe, 2000: 18).
Además, a través del establecimiento de reglas para el desarrollo de la televisión interactiva, por parte de la industria de los famosos juegos de video, se transmiten nuevas maneras de violencia estética que se manifiestan en contextos racistas y sexistas. Y todo esto es internalizado en los niños, los cuales reproducen en sus conductas el contenido violento de dichos juegos.
Ante esto, Steinberg y Kincheloe afirman que “algunos niños imitan las acciones de los personajes interactivos, aunque comprendan bien el carácter fantástico de los juegos y los vídeos” (2000: 18) y así reproducen la violencia de los medios en su vida. De este modo es que, las imágenes violentas de los juegos de video, la lucha, el cine o la televisión pueden hacer surgir patologías escondidas en el inconsciente de los niños, mientras que otros pueden mostrarse insensibles ante ellas.

Cultura infantil y problemas de justicia
Los autores afirman que el análisis actual de la infancia debe ocuparse de los problemas de las injusticias relacionadas con la raza, la clase y el género que atacan a segmentos de los niños que conforman el público de la cultura infantil y determinan el formato de los medios.
Mencionan también que, frecuentemente, la cultura infantil debe brindar un necesario escape de estas duras realidades.
Por otra parte, coincidiendo con Steinberg y Kincheloe, es posible señalar que la cultura de los medios para niños muy pocas veces toma en consideración la perspectiva de los pobres y de los marginados por motivos de discriminación raciales o étnicos. Es así que, la cultura infantil frecuentemente se niega a establecer un cuestionamiento de las estructuras de poder patriarcal o proporcionar puntos de vista diferentes sobre el mundo, como lo expresan los autores. De este modo, en la cultura infantil, los "buenos” casi siempre son hombres blancos que combaten por una causa justa.
Y en estas cuestiones es posible advertir que la cultura infantil ignora las experiencias de desigualdad económica y las experiencias de comprensión de la opresión que soportan, toleran miles de niños (Steinberg y Kincheloe).

Cultura infantil con raza
Los autores mencionan que los anuncios televisivos establecen una realidad de clase media con las características de las personas blancas, como los modelos a seguir, y rechazando ocultamente a los sujetos con otros colores de piel. Así, por ejemplo, Steinberg y Kincheloe mencionan que los anuncios infantiles que recurren a actores no blancos reproducen, sin que sus observadores puedan notarlo, jerarquías raciales que privilegian a los blancos.
Cultura Infantil con género
En cuanto a la cuestión del género, los autores mencionan que la cultura infantil conserva una gran diferenciación de género femenino y masculino. Y dicen que promueve roles de género perfilados y estereotipados, que inconscientemente interiorizamos y reproducimos. Esto puede verse, por ejemplo, en los juguetes de las niñas como las cocinas que proporcionan ideologías sobre las tareas de las mujeres en el hogar y las exigencias de la maternidad, a través también de las muñecas. Y en el coso de los juguetes de los niños, estos contienen efectos de sonidos de motores y armas. Esto marca estrictamente diferencias en cuanto al género femenino y masculino, ya que impone a través de productos o imágenes los roles que cada uno debe cumplir.
Por otra parte, el género también se transmite en las películas como El Rey León y La Sirenita, ya que en ambas los personajes femeninos están subordinados por los masculinos, como afirman los autores. En el caso de El rey león, se observa que todos los jefes son varones, receptores del derecho patriarcal; y las leonas no tienen ningún poder.
Esta forma patriarcal que se muestra en las películas  tiene importantes y graves  implicaciones para las mujeres, pero también distorsiona el desarrollo masculino.

¿Qué hacemos? Repensar la educación de niños y niñas
En la medida en que podemos empezar a entender  estos problemas, nos veremos enfrentados con la necesidad de realizar una re-conceptualización de la educación de niños. Y para esto, debemos introducir a los niños en una educación crítica, que como dice Freire, se interese por el conocimiento y las instituciones que ellos mismos lleven a la escuela. Esto implica que los educadores puedan estudiar y analizar críticamente la cultura infantil, los efectos sobre sus consumidores, y su relación con el deseo, como lo afirman los autores.
Este interés en conocer a los niños, a través de una pedagogía de este tipo, nos brindará  un acceso más cercano a su consciencia así como a su percepción de sí mismos y del mundo. Para que de este modo, se puedan construir  nuevas formas de aprendizaje y nuevas ideas y miradas sobre la construcción de la infancia contemporánea en torno a las cuales sea posible reestructurar las escuelas y volver a pensar el rol de los padres en la hiperrealidad (Steinberg y Kincheloe).